La oración tiene poder cuando dejamos que el Espíritu Santo sea el que se mueva. Algo que es esencial para la operación divina en ese ámbito es hacer realidad el amor de Dios en nosotros y no simplemente verbalizar nuestras declaraciones personales en la oración. Dejemos que sea el Espíritu Santa el que fluya en cada oración.
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ENAMORADOS DE JESUS
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