El rechazo es una realidad que todos experimentaremos en algún momento. Cuando cometemos un error, cuando no cubrimos las expectativas o cuando simplemente alguien no nos acepta. Muchas veces estas situaciones nos causan depresión, dolor o tristeza. Si hacemos de esta tristeza nuestra forma de vida y dejamos que maneje nuestro futuro, seremos esclavos. Cuando seas rechazado es el momento más precioso para poder acudir a quien no te rechaza, a quien te acompaña siempre. Ese momento tenemos que enlazar nuestro corazón con Jesús.
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