Busquemos amistades que puedan influir positivamente en nuestras vidas y en nuestra relación con Dios. Ellas nos ayudarán a llevar la sangre de Jesús a quien más lo necesita.
La espera mirando a Dios trae esperanza, la espera mirando el problema o la circunstancia trae desaliento. Sea cual sea la situación que estas pasando, no dejes de poner tu mirada en el Señor.