Busquemos el balance perfecto: cuerpo, alma y espíritu. Cuidemos de cada una de estas dimensiones y alimentemos de tal manera nuestro espíritu con la fuente maravillosa de vida que es Jesús, para que sea nuestro espíritu quien renueve nuestro cuerpo y alma. Clamemos por sensatez y sabiduría, para balancear las tres dimensiones. Porque estas dimensiones le pertenecen a Dios. Vivamos alineados a la voluntad de Dios y bajo el balance perfecto.
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ENAMORADOS DE JESUS
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