Dejemos que las cosas se encaminen guiadas por la luz de Jesús y que no se realicen en nuestras fuerzas sino por el poder del Espíritu de Jehová. Debemos dejar que el Espíritu Santo fluya.
La espera mirando a Dios trae esperanza, la espera mirando el problema o la circunstancia trae desaliento. Sea cual sea la situación que estas pasando, no dejes de poner tu mirada en el Señor.