Somos hijos del Padre, estamos calificados por la cruz a recibir su herencia y ejercerla, no por nosotros sino por el precio que Jesús pagó por nosotros. Escuchemos la voz de Dios que claramente nos dice: ejerce mi herencia, vive mi herencia, no ande mendigando a este mundo las cosas que yo te he otorgado en mi reino.
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ENAMORADOS DE JESUS
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