Dios opera a través de las familias, pueblos y naciones. Es hermoso declarar que mi casa y mi son de Jehova. Es fundamental si somos hijos de Dios. Una familia y una casa en donde la adoración y la oración sean parte importante del desempeño diario. No somos perfectos, siempre hay dificultades, en el seno de la familia es donde surgen los problemas más dolorosos. Pero Dios restaura y revitaliza esas relaciones, solo hace falta pedirlo. Somos parte de una gran familia, maravillosa e imperfecta pero que se ama.
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ENAMORADOS DE JESUS
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