Somos casa de Dios. El constructor de todos es ÉL, quien nos construye, nos edifica, nos restaura. Dios nos da todos los días una oportunidad de restablecer esa casa. Edifiquemos la casa, no en nuestras fuerzas sino que sea el Espíritu Santo quien nos guie para conseguir un resultado de excelencia.
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ENAMORADOS DE JESUS
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