Busquemos el perdón, llevemos al altar nuestras ofensas, nuestros pecados. No es solo un momento de perdón sino de restauración y renovación. Seremos hombres y mujeres nuevos. Diariamente pidamos perdón para poder ser renovados y podamos seguir buscando la perfección de Dios. Ganemos un nuevo corazón, un nuevo espíritu.
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ENAMORADOS DE JESUS
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