Al igual que las vasijas de barro, seamos formados en las manos de Dios. Para que ÉL derrame en nosotros su unción y su presencia. Cada día ÉL trabaja como un alfarero para formar una obra perfecta.
La espera mirando a Dios trae esperanza, la espera mirando el problema o la circunstancia trae desaliento. Sea cual sea la situación que estas pasando, no dejes de poner tu mirada en el Señor.