El Señor nos regala amigos y con ellos la oportunidad de que esa amistad se convierta en hermandad. Si sientes decepción o miedo a la amistad porque alguien te falló, entrega al Señor esa decepción para que con un corazón renovado puedas ofrecer tu amistad a otros y recibir esa bendición también.
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ENAMORADOS DE JESUS
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