Busca el discernimiento para poder diferencias aquello que viene del Espíritu Santo y lo que es producto de tu inteligencia o habilidades humanas. Nunca dejes que la vanidad tome posesión de tu vida.
La espera mirando a Dios trae esperanza, la espera mirando el problema o la circunstancia trae desaliento. Sea cual sea la situación que estas pasando, no dejes de poner tu mirada en el Señor.